Xu Mingyuan se graduó de la escuela de negocios. Cuando tenía 26 años, trabajaba en una fábrica de grava, pero sentía deseos de dedicarse a la agricultura. Pidió dinero prestado y construyó una granja impulsivamente. Ingenuamente pensó que todo lo que necesitaba era seguir el procedimiento estándar de los demás. Pero la diferencia entre su carrera anterior y la actual fue sustancial y comenzó a perder dinero al año siguiente.

¡Es una trampa! dice Xu Mingyuan mientras sacude la cabeza. Las verduras hidropónicas son un nicho de mercado. En aquella época no había veteranos a los que pedir consejo, ni libros de investigación, y desde luego no había forma de investigar en internet. Desafíos como el oxígeno soluble en agua, los oligoelementos, las plagas y enfermedades, la luz solar, la presión atmosférica y otros factores que afectan negativamente al crecimiento se sucedían uno tras otro. Cualquier investigación y avance tenía que hacerse por cuenta propia y los beneficios fueron inexistentes durante 16 años.

Aprendió a procesar la maltosa utilizando hierba de trigo hidropónica, centrándose en el proceso de hidrólisis y sacarificación. La proporción de arroz glutinoso y el nivel de calor debían ser precisos. Insistió en utilizar el método del azúcar moreno, un descuido y se desperdiciaría toda la urna. Bromea diciendo que regalaba su producto durante los tres primeros años.

Afortunadamente, la persistencia valió la pena. Tanto los extractos de malta orgánicos como los tradicionales fueron populares entre el público. Se vendieron 5000 latas en el cuarto año y ahora decenas de miles de latas se venden constantemente y se han convertido en souvenirs emblemáticos.